Declaración de Honduras

 

p1220200Invitados por el Departamento de Justicia y Solidaridad del CELAM y Cáritas Latinoamericana, obispos, sacerdotes diocesanos, religiosos, religiosas, laicos y laicas de América Latina y el Caribe reunidos en el Monte Tabor, en Francisco Morazán, Honduras; preocupados y desafiados ante la grave situación que viven las personas migrantes, refugiadas, víctimas de trata sobre todo en esta región del mundo, compartimos esta breve reflexión y propuestas.Somos testigos de la grave situación que viven millones de hermanos y hermanas nuestras que se han visto forzadas a emigrar encontrando muros físicos, políticos, religiosos, culturales en lugar de puertas abiertas.

El desplazamiento forzado de miles de personas migrantes centroamericanas y solicitantes de refugio de Centroamérica y Colombia evidencian la crisis humanitaria por la que está atravesando nuestra región. A ellos se suman las 15,000 personas mexicanas, turcas, paquistaníes, togoleses, sirias, haitianas, eritreas, congoleses postadas en los últimos cuatro meses en Tijuana, la frontera norte de México, así como los más de 26,000 niños, niñas y adolescentes que según UNICEF en los últimos 6 meses han llegado también al norte de México y sur de los Estados Unidos pidiendo asilo. Igualmente están los más de 13,000 cubanos varados en Panamá y Costa Rica y las deportaciones express que los países hacen rebotando a los pobres esposados como si fueran criminales. Así mismo continúa la situación lacerante de miles de haitianos escapando de la pobreza, obligados a recorrer rutas peligrosas y enfrentando discriminación. Finalmente se añade los flujos de migrantes y refugiados en los diferentes países sudamericanos, además de venezolanos y venezolanas, que se suman a vivir la incertidumbre de quien se ve forzado a buscar oportunidades en otras tierras.

A toda esta grave realidad se añade una de la peores formas de explotaciòn de seres humanos, que es la trata de personas. En nuestra región miles de personas que migran son sometidas a la esclavitud bajo las formas de explotaciòn sexual y trabajo forzado. República Dominicana, Colombia, México y Brazil figuran entre los país de mayor presencia de esta horrenda degradaciòn.

El Papa Francisco ha llamado a esta situación como “la peor catástrofe humanitaria desde la Segunda Guerra Mundial”1. Esta realidad es una espina que inquieta y duele, pero que sin embargo recibe respuestas injustas e insuficientes. Los gobiernos de la región no garantizan a su población el derecho a no migrar y en lugar de proteger a las personas migrantes adoptan políticas de securitización, restricción y rechazo. El sector privado además de ser parte de la causa de la expulsión, suele aprovecharse de la vulnerabilidad de los migrantes sometiéndolos a largas jornadas y salarios de miseria. En este contexto el crimen organizado encuentra tierra fértil para desarrollarse y se aprovecha de los migrantes para explotarlos y lograr sus fines criminales. Por otro lado gran parte de la sociedad en los países de acogida y tránsito adopta actitudes xenófobas y racistas muchas veces basadas en la desinformación y la manipulación de sectores interesados. Las iglesias, organizaciones de la sociedad civil y organismos internacionales no hemos dado una respuesta suficiente a tan grave crisis.

En el fondo de este panorama está un sistema social fallido que desplaza al ser humano y coloca el lucro y el poder como horizonte. El sistema financiero internacional reduce a la pobreza y miseria a la mayoría de la humanidad. Las empresas transnacionales, en particular las extractivistas, degradan el medio ambiente y provocan con ello enormes desplazamientos forzados. Así mismo las dinámicas de corrupción e impunidad de los gobiernos y la voracidad de las élites económicas nacionales provocan situaciones tan insoportables que obligan a las personas a emigrar.

Conscientes de que esta realidad nos interpela y desafía nosotros Departamento de Justicia y Solidaridad del CELAM, Caritas Latinoamerica y Caribe, la Conferencia Latinoamericana para Religiosos y Religiosas, coordinadores de pastoral de la movilidad humana de las divesas conferencias episcopales de Latinoamérica y el Caribe, religiosas, religiosos, laicos y laicas, participantes en el Seminario Latinoamericano sobre Migración, Refugio y Trata de Personas, proponemos que:

 Haya un replantamiento profundo del sistema internacional como lo ha propuesto el Papa en la Encíclica Laudato Si. El sistema actual no ofrece condiciones para una vida digna para la mayorìa de la humanidad. Debemos abocarnos a la búsqueda de un orden internacional que pueda ofrecer a toda persona el mínimo necesario para una vidad digna: tierra, techo, trabajo.

Asumamos una actitud de acogida y hospitalidad para con los migrantes, retornados, refugiados y víctimas de trata de personas y sean ellos los protagonistas del cambio.

  •   Los estados a través de políticas de integración y protección a los derechos humanos incrementen la recepción de personas con necesidad de protección internacional, promuevan una alternativa a la detención de migrantes irregulares, eliminen toda agresión en el momento de la deportación y busquen la regularización migratoria a quienes ya se encuentran de manera irregular en los países de destino.
  •   Se incremente la colaboración, articulación y las gestiones conjuntas entre las personas e instituciones de la sociedad civil que acompañan personas migrantes, desplazadas, refugiadas y víctimas de trata, así como de las mismas personas en movilidad.
  •   La comunidad internacional debe reiterar firme y contundente que los derechos humanos de los refugiados, desplazados internos y migrantes no están abiertos al debate. Las personas que huyen del conflicto, la persecusion, los desastres naturales los efectos del cambio climático, el desarrollo fallido, tienen derecho a gozar plenamente de sus derechos humanos.

 Los Estados creen condiciones reales, efectivas, justas para que la persona puedan realizarse en su lugar de origen y puedan ejercer su derecho a no migrar

De igual forma llamamos la atención a los estados para que desarrollen legislaciones y mecanismos que enfrenten con efectividada las redes de trata.

  •   Nos unimos a la declaracón hecha por Caritas Internacional y el JRS, y al documento concensuado por las organizaciones de la sociedad civil y las organizaciones de migrantes y refugiados presentado ante la Asamblea General de las Naciones Unidas para Refugiados y Migrantes en la Cumbre sobre Migración
  •   Urgimos a los Estados a atender estos llamados basados en los fundamentos de la declaración universal de los DDHH que consagra a todas las personas iguales en dignidad y poseedora del derecho inalienable a vivir en dignidad.Hemos acordado asumir el testimonio, la inspiración y las iniciativas que el Papa Francisco ha estado impulsando en materia de migración, desplazamiento y refugio y solicitarle que elabore una encìclica o exhortaciòn apostólica sobre estos temas.

Finalmente en el escenario que tanto nos interpela, nos permite tambien ver con gratitud, esperanza y les animamos a continuar a las diversas respuestas pastorales que ofrece la iglesia con su amplia presencia y con la generosidad de tantos hombres y mujeres del camino, que con sus vidas son profetas de misericordia, son el corazón comprensivo y los pies acompañantes de la Iglesia que abre sus brazos y sostiene2.

1 http://www.lanacion.com.ar/1889978-papa-francisco-refugiados-lesbos

2 Ibid